Me tomó todos esos años comprender que el suelo en el que me desplazaba tenía vida, misterios, secretos y crueldades, también lágrimas, magia, sonrisas, esfuerzo y trabajo.
16 años, casi 17, son los que necesité para darme cuenta de que soy parte de un país que vive para sobrevivir, porque muchos de nosotros pisamos el mismo suelo sin sentirlo, sin conocerlo, sin entenderlo.
Ahora, ya no necesito más años para saber que soy parte de un país que vale la pena, que camina sufriendo por sus incoherencias, pero que corre respirando sus colores y luchando por entenderlos e integrarlos.
Feliz 28 de julio (atrasado)
"... y si se destruye, yo lo reconstruyo..."
MI PUEBLO NO ES
Mi pueblo no es
un mapa de veinticuatro colores
quiero decir
una selva verde
una costa blanca
una sierra ocre;
y digo
mi pueblo no es
un mendigo en su banco de oro
ni un paraíso perdido;
mi pueblo sufre
y es gente dividida en colores
mendigos y explotadores.
María Emilia Cornejo
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